Un enorme vacío deja Roberto Gómez Santos, reconocido y visionario Shero Rrom e indiscutible fundador y mentor del Proceso Organizativo del Pueblo Rrom (Gitano) de Colombia (PRORROM) quien perdió la vida esta semana.
Siendo las 6:00 p.m. del 6 de mayo de 2009, a la edad de 74 años, falleció en Bucaramanga en el "Hospital Universitario Ramón González Valencia", Roberto Gómez Santos, reconocido y visionario Shero Rrom e indiscutible fundador y mentor del Proceso Organizativo del Pueblo Rrom (Gitano) de Colombia (PRORROM).
La muerte física de Roberto deja un enorme vacío no sólo en la kumpania de Girón (Santander), en donde pasó los últimos años de su vida, sino en todas las kumpeniyi del país que tuvieron la feliz ocasión de conocerlo. Para PRORROM la muerte de Roberto reviste un profundo pesar debido al importante papel que él desempeñó en el proceso de visibilización adelantado por el pueblo Rrom de Colombia.
Pincho como era su nombre tradicional en la shib rromaní o simplemente Mono como era llamado coloquialmente por sus familiares y amigos, no sólo fue un excelso maestro en el milenario oficio de la forja del cobre sino que, haciendo gala de un profundo conocimiento de la tradición oral de su pueblo, tuvo la capacidad de ensoñar con la vitalidad de su palabra.
Viajero impenitente, Roberto recorrió con intensidad --viviendo cada lugar del país como si fuera el más remoto y recóndito del mundo-- la extensa y variopinta geografía de Colombia. Nunca se quedó en un solo lugar más allá de lo que su instinto nómade le señalaba. Viajaba y soñaba. Soñaba y viajaba. Sus incontables viajes, por más cotidianos que pudieran parecer, bajo la cobertura de sus inextinguibles sueños, siempre fueron épicos.
Roberto, sin dejar nunca de desplegar su orgullo infinito de ser Rrom y sin pretender abjurar de su zakono romano, fue un hombre que en distintas circunstancias de su existencia optó por ir a contracorriente de lo que en determinado momento su kumpania señalaba como lo socialmente más aceptable.
En una época --ciertamente no del todo superada-- en que para los Rrom más importante que estudiar era tener éxito en los negocios, de manera subrepticia y eludiendo la autoridad de su padre Matey, no sólo aprendió a leer sino que le tomó un entrañable amor a los libros, el cual con gran paciencia le transmitió a sus hijos Venecer, Teibol y Deysi.
Los proyectos que Roberto ideó y emprendió estuvieron siempre motivados por dos grandes amores. El que sentía por su pueblo sólo era comparable con el que le profesaba a Carmenza Fuentes, aquella bella y valiente mujer de la cual, desde el mismo instante que la conoció en una remota tarde gris en algún lugar de Norte de Santander, vivió eternamente enamorado.
Roberto vivió para soñar y soñó para vivir. Su vida entera fue una experiencia vital por lograr un mejor futuro para su pueblo. “Debe salir de la invisibilidad”, decía con demasiada frecuencia. Su obstinada insistencia en la necesidad de conformar una organización etnopolítica que defendiera los derechos colectivos de su pueblo finalmente contagió a otros Rrom y fue así como surgió PRORROM, el 5 de agosto de 1998 en la kumpania de Girón (Santander).
Su viaje inexorable por sus sueños continúa. Para Roberto, la muerte ciertamente no es un obstáculo que le impida seguir viajando y soñando, soñando y viajando. Durante más de seis días desafío a la muerte y se enfrentó a ella. Podría pensarse que finalmente fue vencido, pero no fue así: simplemente ha comenzado a transitar un nuevo sueño.
Entre tanto aquellos que han sobrevivido a este Bolochoc inmenso, no podrán olvidarlo porque sus huellas imperecederas han quedado ya marcadas en el largo camino de los Rrom.
8 de mayo de 2009.
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